Lourdes salió una tarde como tantas otras a dar un paseo con su marido por el camino de la casita del príncipe en EL Escorial. Les gusta pasear por allí especialmente por el entorno que presenta, un camino rodeado de árboles, sin ruidos y donde la gente que pasea parece haber desconectado de prisas y problemas.
Mientras Lourdes caminaba, alguien la tocó el hombro por detrás...era Rocío, una de sus compañeras de universidad con la cual llevaba unos días intentando contactar y no sabía cómo. Fue toda una sorpresa, tenía algo muy importante que decirla: todos los compañeros de estudios en aquellos años iban a reunirse en una semana para cenar juntos y ponerse al corriente de sus vidas.
Lourdes le contó a Rocío todos los detalles sobre la reunión prevista y la anticipó que ya había contactado con casi todos y la mayoría habían confirmado su asistencia sin dudarlo.
Rocío aceptó inmediatamente, la pareció una idea extraordinaria, todos juntos, después de 10 años.
Todo apuntaba a que la cena sería un éxito y probablemente después de esa habría alguna más.
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